The time is gone, the song is over...

viernes, 26 de diciembre de 2008

Frida Kahlo y Diego Rivera en Chile

Frida Kahlo

No voy a negar que me emocioné; entré y empecé con Frida, porque la admiro, porque la adoro. Quedo perpleja ante su inmenso talento, su capacidad de transmitir el dolor, la ideología, el interior. Sus autorretratos la muestran como yo quisiera mostrar con palabras lo que pienso. Un pincel que traza conectado a su alma.

Yo estuve ahí; a escasos centímetros de sus originales. Un sentimiento ni siquiera comparable a la vez en que leí su diario, realizado con esténciles del original; con sus dibujos, sus palabras de puño y letra. Por siempre se gravó en mi mente el “Pies, ¿para qué los quiero? Si tengo alas para volar” (me lo repetía cuando estuve esguinzada)

Una artista completa. En su poesía, su vestimenta, su forma de ser. Una mujer que no estudió para artista, que no siguió corrientes de época, que estuvo postrada gran parte de su vida y con inmensos dolores. Talento, amor, extraña belleza.

Si van, quédense mirando un rato “Unos cuantos piquetitos”; ahí ya no contuve las lágrimas (ese cuadro lo pintó tras conocer la infidelidad de Diego con su hermana menor). Y los autorretratos… ella lo dice “Pinto autorretratos porque estoy gran parte de mi tiempo sola, porque soy la persona a quien mejor conozco”. Pura inspiración, puro simbolismo.

Desde siempre y como siempre me sorprende cómo se repiten esas imágenes cargadas como las nubes de lluvia, llenas de significado, pero que no son evidentes si no se es lo suficientemente sensible. He visto en su pintura el coraje, la belleza, el amor, el dolor, la creatividad, la autenticidad.

De Diego Rivera sólo puedo decir que admiro su trabajo, su calidad artística, su gran talento. La principal obra expuesta en el Centro Cultural es, precisamente, una de mis favoritas; “La vendedora de flores” (la mujer con una gran ramo de calas o alcatraces… mis flores favoritas). Sin embargo, no lo admiro como persona.

Recomiendo mucho ir a ver la exposición. Por Frida, por Diego, por todos los objetos maravillosos que han traído los realizadores. Lo único malo, según mi parecer, es la muestra audiovisual, porque son tantos videos que ninguno se escucha bien. Y también la guía que me tocó, porque sabía menos que yo y decidí pronto alejarme del grupo para seguir por mi cuenta (aunque puede que haya sido sólo ella).

http://www.ccplm.cl/ (Para información de la muestra en Chile)

http://www.fkahlo.com/ (Para conocer más a Frida; es una página hermosa)

The TIng Tings - Great DJ




Great song, great video... aaa aa aa aa

sábado, 13 de diciembre de 2008


Algunas personas me han dicho que debería comenzar a escribir más positivo. Comentar siquiera el hecho de haber tenido un examen de televisión corto, que el profe me haya felicitado por el despacho en cámara, haber sido apoyada por personas que, si bien no siempre piensan como yo, sí comparten conmigo el sentido del honor.

Decir que hoy mi pelo está suave (un huevo batido, 20 minutos en la cabeza) y mi cara también (yogurt natural, avena y jugo de limón, 15 minutos). Pensar que he pasado casi todos los ramos, con buenas notas, a pesar de mi estudio desconcentrado. Los días soleados que tanto he deseado, la Navidad que se acerca…

Encontrarle razón a quienes hacen daño… ¿significa que te culpas del dolor que te provocan? Es injusta la vida o ¿soy yo quien la percibe así? Lo malo de ser afortunada es que duele volver a tener mala suerte. ¿Es que todo me dolerá tanto siempre?, culpable, culpable me siento de lo que puedan provocar en otros estas líneas tan amargas.

Soy como ese niño que enrollaba la madeja que le había regalado el diablo, con cada vuelta podía satisfacer su deseo de conocer el futuro. Estoy ansiosa, pero soy poco optimista. Hoy juro que no sé cómo; no sé cómo subiré el Calvario sin tentarme con la crucifixión a medio camino. Sé que el dolor no quita el dolor, sólo lo mueve de lugar por un segundo; luego se multiplican los tormentos; el sacrificio no salvará a nadie. Las cicatrices no dejan de ser heridas.

¿Es que agrando los problemas o se justifican de alguna manera mis conflictos? Me abruma tanto la incertidumbre que ni empinándome logro ver lo que viene. Lo malo es que llegan todos juntos; los demonios se reúnen como para una fiesta y me invaden; me ponen a prueba, quieren reírse de mí mientras salto inhábilmente las vallas.

Me importa, obvio que me importa. Me duele, obvio que me duele. Me decepciona, obvio que me decepciona. Dicen que hay males peores, dicen que siempre hay consuelo. Quizás sólo he fingido ser fuerte al intentar tener todo bajo control. Necesito encantarme de nuevo, necesito que me vuelvan a hacer reír.

sábado, 6 de diciembre de 2008


R siempre me dice que soy una tipa bipolar, que no tiene idea de cómo abordarme, ni de cómo saludarme en las mañanas, que estoy loca, que necesito un psicólogo. A estas alturas de la vida sólo me río de su crueldad, de su exageración y pienso que tal vez ese psicoanálisis que intenta hacerme es sólo un reflejo de su propio descontento. A mi me consuela saber que lo mío es en momentos de stress, que mis prioridades y objetivos son los que me ponen así (no concibo la vida sin cumplirlos y si me he quedado tanto tiempo en este mundo es más por curiosidad que por apego)


Sigo igual, nerviosa, confundida, insegura. Pero pienso que sólo he ganado tiempo, que las cosas pasan por algo; ya veo mi mundo en escala de grises y no como un hoyo negro sin retorno. Lo que es inevitable lo es y ya; pensando un poco más positivo, aunque mi naturaleza lo rechace la mayor parte del tiempo… ¿Qué hacer? Ser humilde con mis limitaciones, pero arriesgada con lo que me hace poderosa. Mi único plan es terminar de estudiar, de ahí en adelante no veo con claridad, no sé si por lo oscuro o por la luz enceguecedora de la incertidumbre; pero aún no está escrito, aún no hay nada allí.


Sé que he crecido en estos años; he cambiado antiguas percepciones sesgadas, egoístas e irracionales por algo más de empatía y reflexión. No puedo evitar sentir lo mismo de siempre, algo que arrastro desde la niñez y adolescencia; la pesadumbre, la intolerancia a la frustración, las recurrentes ganas de morir. Cuesta aceptar que la vida sea un regalo, por la concepción absolutamente positiva que se tiene de ellos; sin embargo, los buenos momentos, aunque efímeros, suelen compensar cualquier amargura en el alma. No me quiero rendir, necesito saber hasta dónde puedo llegar…


I’m not walking on sunshine, but I want to; eso es lo importante.

martes, 2 de diciembre de 2008

Duele...en lugares que no tenía idea que existían y quisiera no tener que pedir abrazos, ni consideraciones, ni pena. Dentro de lo que más odio, más profundamente, está el sentirme mediocre; es como ir en contra de mi naturaleza; no estar aprovechando mis capacidades. Me consuela (un poco) atribuir al azar mis días tristes, pero no quiero, quiero pensar que es mi responsabilidad no cumplir con las expectativas que yo misma me impongo.

Necesito un abrazo que me reconforte; como dice B, para sentirse en casa. Requiero de riego inmediato...

domingo, 30 de noviembre de 2008

Cúando volverá a mi la serenidad. Necesito sentir que mi banda sonora es Walking on Sunshine... ¿se puede evitar pensar que sólo es posible con la ayuda de otros?

sábado, 29 de noviembre de 2008


Hace casi un mes que no escribo. Hace semanas que no he tenido tiempo para hacer esto, que es tan parte de mí, que evita que me vuelva etérea, que completa mis días silenciosos. Quizá por la necesidad catártica de teclear estas palabras es que he acumulado en mi mente el peso de los días; sin parar a descargar, no hay retorno, no hay hogar, no hay puerto si no lo dibujo yo en este espacio sólo mío.


Descansar, ese es el anhelo de estos días de carrera. Si el ejercicio intelectual sirviera para estar en forma, me pasearía pilucha por la playa este verano. Odio no poder disfrutar este sol maravilloso, sentarme a escribir en la terraza, beber unas cervecitas con amigos bajo la sombra de un árbol (amigos míos, no de las cervecitas).


Dicen que se acaba ya el año, para mí comienza el mes más bipolar, el más desagradable, el más nervioso; es una lástima que no pueda hacerle entender eso a mis seres queridos. Terminando el penúltimo año de Periodismo, casi grande, casi adulta, no quiero más juicios injustos, no quiero más recuerdos que se aparecen como fantasmas, tengo que volver a soñar con imposibles y probar que no lo son.


¿Acaso necesito que me hagan barra? No, sólo necesito creerle a alguien cuando me diga que todo va a estar bien. Pero ya no creo en nada, muchas veces ni siquiera en mí. Ya no confío. Cuando lo que siento bloquea mi mente me preocupa dejar de ser yo; cuando la racionalidad paraliza mis sentimientos, es cuando me pregunto si habrá límite a la decepción.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Positiva, está todo muy bien. De qué hablar. De Obama (que tipo más regio); de la canción que escucho, A media Luz de Christina Rosenvinge (hace tiempo que no hablo de las canciones); o de lo colapsada que ha estado mi semana (mejor espero a que termine).

Queja número uno: Me duele el dedo chico del pie izquierdo. No sé a cuánta gente le habrá salido una verruga ahí, pero me siento como un animalito de circo. Primero traumatólogo; no sabía lo que era esa bolita enrojecida en que se había convertido mi dedito; me dio Meloxicam por una semana y la orden de renovar todos mis zapatos, sólo podría usar más anchos y números más grande para evitar la presión en el dedo.

Volví y tras evaluar las teorías y analizar mis piececitos deformes, me mandó a sacar radiografías (figuraba sobre un mesón desafiando la gravedad) y a ver a dos especialistas más. Un traumatólogo experto en pies y una dermatóloga. Sólo la he visto a ella dos veces. Con el traumatólogo me dieron hora para un mes más.

En la primera visita me examinó con una lupa bajo una luz potente. Me mandó con la enfermera para que me raspara un poco el dedo y ver si era verruga o no. Con una pequeña hoja de afeitar despejaron la zona no sin dolor. Luego llegó la doctora, examinó nuevamente y confirmó las sospechas.

Mientras hablaba se giró, extendió la mano y tomó una especie de soplete. Estaba enganchado a un pequeño tubo, sobre él una gran N azul. ‘Nitrógeno’. Voy a tener que quemarte’. Y nada que hacer. Con tal de que algún día pueda volver a usar mis hermosas Converse, a los paseos de horas por calles antiguas, a que no duela.

Dolió, pero no tanto. Una espuma blanca marcaba el lugar del bultito y ardía. A la salida me dolió un rato y pasó. Hoy fui de nuevo, quince días después. Y el mismo show; raspado y quemado de dedo. La diferencia es que no deja de dolerme y, como me duele tanto, no puedo escribir de otra cosa. Escuchando Sin Documentos… Pies para qué los quiero…

sábado, 1 de noviembre de 2008

Ni siquiera quiero escribir como la gente. He estado irritable y mala onda. Enojada con los únicos que me escuchan. Esperando que no me importe, que resbale por mi piel y no penetre mis poros este aire viciado, patógeno. Abatida en estos días de alegría debida, lagrimeando sin querer. Aparece en mis labios cuando se doblan temblorosos ante palabras hirientes. Luego sube a mis ojos titilando y los cubre de una niebla blanquecina; entonces los cierro y aparecen dos; tibias cosquillean mientras bajan rápido por mis mejillas esas malditas lágrimas, más saladas que la sal. La garganta queda amarga; es el gusto de las heridas. No hay abrazo que conforte. No hay palabra precisa (menos sonrisa perfecta). No hay quien levante del suelo a esas víctimas de la gravedad. Hay que sacar fuera a este demonio destemplado. Abstenerse de rasguñar, amoratar o golpear la piel que duele, porque la desesperación se filtra a todas las fibras corporales. Lo que aqueja al corazón es el peso del pasado, el calvario de los días nuevos, a veces demasiado buenos para quererlos así. No me llevo bien con la oveja negra, porque es desequilibrada, amante de las sombras, del egoísmo, de la comodidad. No hay prudencia en sus acciones, no hay como sosegar la impotencia de no entender qué es lo que ha de hacer ante la incertidumbre. Cómo desaparecer sin que nadie lo note. Cómo convencer. Cómo ser consecuente y leal. Cómo agradecer el cariño gratuito. Cómo ser fuerte. Cómo mirar a los ojos sin parpadear.

sábado, 25 de octubre de 2008


OK basta de dramatismo. No hay mayor comodidad que la tristeza, por muy justificada que sea. Todo se resume en el miedo, la constante de temer al futuro, la odiosa incertidumbre a los hechos que, de alguna forma, soy capaz de presagiar como frustrantes.

Llevo tiempo consciente de lo que debiera hacer. De cómo recetarme días con más color. Al menos ahora controlo mejor las ganas de volverme polvo y con suerte ser sólo un recuerdo remoto para mi generación. Algún día quisiera ser testigo de nuestra trascendencia; que haya algo más en la vida que promesas terrenales.

No aguanto este nerviosismo, esta necesidad de recibir una señal. Sé que no me estoy volviendo loca, los locos no se dan cuenta. Es sólo que he perdido orientación (¿alguna vez tuve?). Necesito normalidad (whatever that means).

Apelo a la intención y no al cambio a través de ella, aún cuando pueda considerarse el primer paso. Incrédula, desconfiada, insegura; que nada de eso afecte mi razón; rezaría por ello si tuviera fe. ¿Quién soy yo para saber lo que quiero? Nadie puede tener menos claridad al respecto que uno mismo, envuelto en emociones y subjetividad, que es lo único que finalmente cuenta cuando actuamos.

Me falta tanto, nos falta tanto para ser civilizados. Para ser buenos. Somos más animales que los de cuatro patas, menos nobles, menos talentosos. Necesitamos destruir lo que nos ha sido dado para crear, porque lo único valioso en los seres humanos es la capacidad de razonar; sin embargo, preferimos sentir y dejarnos superar por las pasiones.

No me estoy conformando, no estoy siendo feliz, nada parece llenar tantos agujeros. Pensar resulta en sentir, sentir en enfermar, enfermar en dolor, dolor en tristeza y al final en nada; ese vacío en desinterés, en soledad, en amargura. Yo no quiero eso; quiero una razón más grande que yo, porque no siempre puedo sola; apoyo.

Mi enérgico ¡no al drama! terminó en un patético discurso fatalista. Sumemos ahora la inconsecuencia. I need a break.

lunes, 20 de octubre de 2008


Demasiado confundida para escribir. Empequeñecida, apretada, adolorida. No fluye fácilmente la sensibilidad a mis dedos, a estas teclas. No me queda más remedio que traducir mi pensamiento así, tal cual, sin medir. Tengo prueba de Ética mañana, hoy me la pasé entre el hospital y la cama y he vuelto a soñar la luna con cinco fases en lugar de cuatro.


Si bien cuesta a algunos entender e intentan bajarles el perfil a mis días ansiosos, debo decir que el chocolate y los cigarros no calman el palpitar agitado de mi corazón; porque a veces siento miedo, de los otros, y de mí. No puedo evitar odiarme cuando se refleja en mi cuerpo toda esta maldad.


Evito mentirme, tengo las cosas bastante claras, trato de ser consecuente y sincera. Pero fallo; fallo no sé por qué. Olvido mi propia experiencia; me encierro en ideas pequeñas y oscuras; me dejo llevar por el momento, me vuelvo egoísta; insegura, ingenua.


Solía caminar unas horas, con la música fuerte en los audífonos. Pasar a comprar caramelos y me paseaba por las calles del centro, sentándome en sus plazas, leyendo las inscripciones de los antiguos edificios y monumentos. A veces me iba a Bandera y me compraba un pañuelo. Otras, partía hacia San Diego, a ver libros. Hoy ni siquiera me dan ganas de eso.


Son las próximas semanas y un mes entero enferma de mil cosas. Los siguientes serán días complejos; estoy asustada, ansiosa, nerviosa, complicada, enojada, triste, nostálgica, cansada, fea, confundida, sorprendida… Y no sé qué hacer para ordenarme, racionalmente, volver a ser la que suelo ser desde que de di cuenta que podía vivir.


Me quiero escapar otra vez, pero ese es un lujo que no puedo darme.

viernes, 17 de octubre de 2008

Bajas defensas, ya no sé qué hacer para volver a mi estado normal. Ya parezco en pleno proceso de mutación y casi no reconozco mi cuerpo. Estos tendrán que ser días de descanso y estudio, encerrada, bajo llave, intentando no volverme loca. Necesito a mi mami...

domingo, 12 de octubre de 2008

Spaghetti ....


Mmmmm, Spagheeettiiii.... - Funny home videos are a click away

No he tenido mucho tiempo para escribir, ya leerán más. Por mientras, disfruten este excelete video en Stop Motion! Thanks D.

domingo, 5 de octubre de 2008


Esto de estar medio resfriada me quita los superpoderes; me agota el espíritu, porque pareciera que de ahí viene la tos y la voz ronca; el malestar se aloja tan profundo que ha permeado mi alma y es como si en cada estornudo tratara de escaparse. Si a esto agregamos los tormentosos últimos días, debo admitir que estoy transformada en un merengue blandito, una mezcla lejos de su punto, sensible al movimiento y a la luz.


Me pongo a escribir en la calle. Hace años adquirí la costumbre de traer conmigo libreta y lápiz; antes de tener el hábito perdía ideas o hacía limitadas redacciones en boletos de micro y servilletas. Es que la inspiración aparece y hay que agarrarla fuerte de la cola, que es lo único que muestra, y es que brota en cualquier lado, a cualquier hora, sin anunciarse. Para ver su rostro se le debe tentar.


Por eso llevo conmigo los apuntes, las ideas brutas trazadas casi sin mirar, con la letra horrible de mis pasos callejeros y suelen quedarse ahí, entre las tapas de una libreta pequeña. Las voy guardando todas, se llenan rápido y pasan a la colección. Esas palabras son el registro de un estado, de un cambio de humor o de una historia inspirada por algún transeúnte; las conservo para el futuro, para cuando pueda realmente sentarme a escribir.


Qué sería de mí sin esta ilusión de una catarsis; sin desprenderme, en apariencia, de mis días comunes, pero ricos al fin. Estos minutos son los que más atesoro, porque puedo esparcirme sin los límites de lo físico, porque aspiro a ser libre, porque me hace feliz.

martes, 30 de septiembre de 2008


Quiero un feriado, un masaje, una copa de vino. Una copa de vino dulce, muy helado y unos quesos y unos tomates. Quiero una noche con estrellas, una mañana en la playa, repetir ese paseo a las cascadas. Sentir el olor de la tierra mojada y cruzar riachuelos sobre troncos llenos de musgo.

No me puedo concentrar, no paro de asombrarme de lo rápido que pueden cambiar las cosas. Cómo, de un día para otro, se nos olvida quienes somos; cómo nos damos cuenta de que no podemos conocer a los demás. Somos universos cambiantes, colectivos en movimiento.

Quisiera dormir un año y despertar con amnesia. Sin el saco de recuerdos, olvidados los rostros y los nombres. Dar la oportunidad a mi mente de reescribirse, dejar que me cuiden como a un niño, volver a la completa inocencia.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Viernes

Me preguntaba, cómo es posible un día tan bipolar. Comienza con una pésima noche y una mañana (obviamente) adolorida. Estoy enferma, pero no daré detalles de mis variados males. A medio día una visita sorpresa, los que me conocen sabrán que odio las visitas sorpresa, odio que dispongan de mi tiempo; sea quien sea.


Un castillo de arena, un viernes que empezaba como cualquiera. Después de clases, otra visita, acordada desde el día anterior, respetando lo que me acomoda. Un regalo, el mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo; un libro, ya bien avanzado, lo comentaré cuando lo termine.


Un paseo, un paseo a un lugar tanto o más feliz que Disneylandia y yo ahí, con todas las personas con que quería estar. Pasándolo regio con mis yuntas, dispersando el ello, como suelo decir, dejando que la chicha con naranja nos haga felices, que el humo no moleste para nada y que cantar sea lo único que importe.


Debo decir que aprendí a sumar. Debo dejar de ser tan ingenua. No confiarme. Estos son los momentos en que me acuerdo de J, que dice que no cree en nada. O en mi madre, que dice que todos son buenos, hasta que se vuelven malos. No tengo ánimo de tener ánimo, ni ganas de tener ganas, volveré a lo de siempre, a la soledad que nunca me abandona por completo.


Como siempre… y no lo olvide jamás. El dolor inspira y es más profundo porque enseña, porque te hace crecer. No le tema al dolor, que es parte de la vida. Pagaría por que alguien me lo hubiera demostrado antes, antes de impregnarme de tristeza en esos años mientras crecía. No me daba cuenta de la riqueza que se acumula en cada desencanto, en cada frustración.


La Llorona, esa soy yo. La que lagrimea con los comerciales de Clos de Pirque y que no puede estar más depre en días de Teletón. Con una diferencia a cuando era más chica, o más perdida, o más confundida; ahora sé que tiene que pasar. No hay mal que dure cien años, ni tonto que lo aguante y tonta si que no soy. Ahora lo digo en serio, Next!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Boys (Summer Love) - Sabrina



Hoy, 21 de septiembre, comienza la primavera; una estación intermedia que, como el otoño, tiene esa mística agradable de calor y brisa fresca (al menos en esta zona del país), lo que me encanta. Los días serán más largos, las noches más tibias y, sin darnos cuenta, el año se va yendo.

Hoy, un día despejado, de canícula si tengo que usar una palabra rebuscada, pero precisa. El aire está espeso, bochornoso, de seguro insoportable para los acalorados, pero para mí es ideal. ¡Ojala tuviera donde echarme a hacer fotosíntesis! O me agarraran de un ala para llevarme a la playa.

Ya me estaban matando las heladas; manos secas, labios despellejados. Es tan fácil llorar de frío, es tan fácil sentirse sola cuando te acurrucas a la almohada y la ansiedad friolenta pide calorías provenientes de aceites hidrogenados, carbohidratos y alcohol.

Qué mejor que salir de noche sin chaqueta, usar sandalias y falda sin medias. Que lleguen pronto los duraznos, las frutillas y las papas nuevas. El olor a coco de los bronceadores, los paseos y las noches estrelladas. Que se haga la luz. Compremos Chocolito, Chirimoya, Piña.

Así dan ganas de comer fresco, tomar más agua y hacer ejercicio. Motívese con el video, que la charcha no le impida usar bikini y si se da la oportunidad tome sol en topless que es más rico. Ya se viene la Navidad, el Año Nuevo y todo un verano. Que este sea el último esfuerzo para terminar bien el año.

sábado, 20 de septiembre de 2008


Nuevo día bajo el sol. Me alegran estos rayitos tibios, algo de luz entre tantos días helados. Necesito animarme o quizás necesito que me animen; uno se cansa de sonreír por sonreír, sin razón, porque sí, por la felicidad ajena y volverse egoísta con uno mismo es ser imbécil.

Y mi vida. Tiempo que no comento peripecias. Qué puedo decir. Fui al traumatólogo (que hombre más guapo) y resulta que tengo una pierna más larga que la otra, por eso me duelen tanto los pies y se me deformó un dedo; por lo mismo, debo tomar antinflamatorio y no puedo volver a usar mis viejas y adoradas Converse, ni ningún zapato que no sea ultra ancho.

Pasé el 18 en Viña, con la familia de P. Ha sido una semana infructuosa en lo intelectual, pero positiva en el descanso físico. No quiero que empiecen las clases, para ser sincera no tengo ánimo, con la cabeza en otra parte, con el corazón a latiendo inconstante, buscando algo desconocido, esperando nada.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Inicio de Transmisiones Canal 13


Para todos los nostálgicos...
En el verano, cuando me levantaba temprano en la casa de mis abuelos (en mi casa sólo teníamos TVN), me encantaba ver al 'angelito'. Disfruten.

Me voy a la playa!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Balance Semanal


Una semana que se ve light no será necesariamente tal. Y claro, lo aprendido es que uno no debe fiarse de las expectativas, en especial cuando son favorables, porque en el último instante todo se puede ir directamente a la mierda y salir para atrás. Mi consejo: haga lo que pueda por salir lo menos trasquilado posible, aléjese de esa visión idealista, esa que le permite guardar en el fondo de su coranzoncito algo de esperanza para la humanidad y vuélvase realista o si le resulta más fácil sea apocalíptico, piense que nuestro destino es la extinción inminente y ya.

Me retracto, puede que la vida sea una porquería (...el mundo es y será una porquería...), pero si nos deprimimos todos será aún peor (no habrá loquero suficiente para tanto drama). Mejor evádase, cómprese una garrafa de chicha, un cartón de cigarros y enciérrese a ver comedias románticas, pero gringas sí, de esas llenas de gente linda con problemas amorosos que siempre se solucionan.

¿Mi terapia? Mi receta es privada, pero aconsejo audífonos y calle. Recorrelas y memorizar la ciudad hasta estar tan cansado que pierda sentido la depre. Caminar, caminar, caminar y entrar en los boliches y calmarse solito no más. Llorar hasta sacar la última gotita de desilusión y escribir, como ahora, como si esto le sirviera a alguien más.

domingo, 7 de septiembre de 2008


Más de 1.000 personas han visitado Londres36 (incluyéndome) desde que puse el contador en febrero (esquina inferior derecha). Supongo que es poco si se piensa en toda la población de habla hispana que tiene acceso a Internet, pero grande para alguien como yo, que aspira a tener un espacio en los gustos de las personas; estoy muy agradecida de todos los que se dan el tiempo de leer(me) y en especial de los que contribuyen a hacer más rico este blog con sus opiniones y comentarios.
Espero que lo sigan disfrutando, que lo sientan también suyo, que sea un espacio para decir lo que se quiera decir libremente. Saludos a todos, les desea lo mejor

Londres36

So Sorry - Feist



No haré comentarios sobre la nostalgia que ha salido por mis poros en estos últimos días. Me estoy deshidratando, de ansiosa como empanadas y completos a destajo y puede ser que este sol me esté deprimiendo tanto como las nubes del invierno. Recuerdo entonces a un loquero que me dijo que si estaba mal, cambiar de ambiente no lo solucionaría; aunque quizás lo postergara un poco; es decir, hay que enfrentar el miedo y no correr en otra dirección.
Escapismo al máximo; traigamos a la mesa las copas, los platos, rebozantes, perfumados. Yo destapo la botella y por favor, préndeme un cigarro mientras revuelves eso. Se me pasa por encima el tiempo, queda ya tan poco para planear, para hacerse por fin realista y adulto.
Yo quiero aprender, quiero vivir, quiero volar. No tengo alas, ni de plumas ni de mariposa. Ignorante, ingenua, insignificante. Llorona, demasiado llorona. Decido por la honestidad, por el respeto, en primer lugar, a mi persona; porque tengo derecho a ser quien soy sin reprimirme, porque eso es lo que me ahoga, no ser yo por miedo al rechazo, a la crítica. Y ¿Qué me importa lo que opine el resto?, me importa, me importa cuando no es 'el resto', cuando son los que son parte de mí, de mi vida, de mis circunstancias.
No me importa lo que piensa la vieja peladora de la esquina (metafóricamente aplicable a cualquier sapo). Sí me importa no decepcionar a los que amo o hacerlos sufrir; las veces que así ha sido no fue a voluntad. Pero es probable que lo siga haciendo, aunque no quiera, aunque sufra yo también por herirnos.

jueves, 4 de septiembre de 2008


Qué tarde la de ayer. Un exceso que valía la pena por la ocasión. Haciéndonos de todas las formas de evasión que pudimos costear (pisco sour, helado, papas fritas y muchos cigarros), nos fuimos poniendo más sentimentales. Es mejor así, llorar de borracho son lágrimas que a penas se recuerdan al día siguiente; se evade mejor si hay menos conciencia de ello.

Hoy, como se imaginarán, no estoy al cien; pero me he mantenido en pie todo el día, lavando, limpiando, cocinando. Incluso hubo un momento en la tarde en que pude relajarme con una película, algo que no hacía hace mucho por falta de tiempo. Vi ‘Todo sobre mi madre’ de Almodóvar, ya es como la quinta vez, pero todas las otras que me tincaban estaban en otro formato.

Obvio que lloré con la historia de los ‘Estébanes’, aunque en estos días lloro hasta con el comercial de Clos de Pirque. El resto del tiempo pegadísima aún con Feist. Un día de juguito y mucho comer.

martes, 2 de septiembre de 2008

Mariposas - Silvio Rodríguez



Qué maneras más curiosas
de recordar tiene uno...

domingo, 31 de agosto de 2008


Tranquila no puedo escribir pensando en lo que no debería. Comienzo perfecto y termino hablando de lo que no debo nombrar. Me entristece cómo veto estas teclas por otros y por mí; la censura limita espantosamente. Me da miedo no poder trascender y exteriorizar mi interior; no quiero darme libertades que puedan dañarnos. Esas telarañas, esas alfombras sin levantar.

Hay temas intocables, personas innombrables y recuerdos que se guardan, no se hablan, pero que se piensan mucho. Me imaginé confesando intimidades; no fui capaz de articularlas sin medir, en cada palabra, su significado muchas veces doloroso; se volvieron puras imprudencias. Al dudar, preguntar; me han dicho tantas veces como periodista. Pero yo no sé si quiero saber, si busco la tranquilidad de la certeza, la ignorancia feliz o la angustia de la incertidumbre.

Entonces Londres36, que lo quiere todo para ayer y que lucha a diario para no caer en la obscura frustración, se mueve poco y prefiere no arriesgar pellejos ajenos (ni el propio). La conclusión es que no vale la pena exponerse con poco tiempo para limar. Necesito dejar de recorrer estas calles, olvidar cómo duelen los pies y partir tan lejos como el viento me quiera llevar.

Si estamos aquí para ser felices, qué tan felices podemos ser. Cuánto vale el sueño de tu vida, cuánto vale si no lo puedes compartir. Esta fragilidad física nos vuelve quejumbrosos si vivimos de sentimientos; yo quiero apelar a lo que unos llaman espíritu, ese que no he visto, ese que sólo en mi imaginación conozco y quiero creer, quiero creer que está ahí, como don, como garantía de una buena razón para existir.

Ya no me volví loca por pensar demasiado. Ya no perdí por llegar después. Si lo que he tenido en esta vida ha sido suerte, a alguien se la tendré que agradecer. La voluntad me falla y he dejado de confiar, de esperar bondad. Tengo un sueño ermitaño, me voy a la montaña, con un lápiz y una libreta, sólo podré volver si logro crear una verdadera ficción.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Inside and Out - Feist



Esta está ideal para los días lluviosos. Aún no entiendo cómo se pueden hacer canciones que suenen alegres aunque sean todo lo contrario, pero me gusta. No se deprima, aunque no le correspondan haga como que quiere bailar este tema setentero. Ironías, ironías; se acaba de cortar la luz.

domingo, 24 de agosto de 2008


Fin de semana. Exceso, descanso, progreso. Tanto que puede pasar en dos días, sólo dos días en que nos predisponemos a estar mejor. Nada supera un viernes en la noche. Nada mejor que comer sin recalentar. Se acaba ahora, se siente aún algo en la guata, por eso que se cayó en las baldosas. A ver si te apareces, a ver si me odias, a ver si me hablas. Nadie me logra convencer de no ser yo; con el ello un poco disperso, con los ojos abiertos y esperando, siempre esperando.

Más feliz se ve probable, atenta al clima oigo mientras me siento y pienso que pronto llegará la primavera, con ese olor, con esos soles. Quiero bailar, quiero cantar, quiero volar y entender, y crecer, y no ser lo de siempre. Me estoy preparando para los meses estivales y esa presencia tan etérea. Cada día soy más fuerte, cada día lo pienso mejor.

viernes, 15 de agosto de 2008


Lluvia en la ciudad, el pavimento ennegrecido. Ni paraguas, ni vaho, ni más ruido que el de las gotas. Silenciosa y con los ojos cerrados, invocó el tiempo en que vivía en el sur, respiró fuerte y pudo sentir el olor a frescura del pasto mojado, el oloroso espesor del lodazal; el viento que golpea y hace más difícil resistir la gravedad.

Acostumbrada a caminar contra el viento, avanzó por la acera llena de hojas adheridas al suelo, las pisó sin esperar que crujieran y esquivó los charcos que pudo, pero la mayoría ya eran pozas más bien profundas, ineludibles. Avanzaba rápida, concentrada en sus pasos, pensando sólo en volver pronto a la cama.

Desabrigada para la noche, pero no hacía frío. La lluvia ya había calado sus pocas prendas de lana delgada y algodón; incluso la ropa interior ya la sentía pegada al cuerpo por la humedad, poco a poco la mezcla de ésta con el viento le ponía la piel de gallina, le dilataba las vías nasales e involuntariamente tiritaba con escalofríos.

No fue precavida antes de salir, debía llegar rápido, no había tiempo para pensar porque todo parecía superfluo en comparación con su cometido. Prefería sacudirse la modorra, no hacer caso al clima y cobijarse en la idea de llegar pronto. Pensaba que necesitaría poner en práctica todas sus virtudes, toda su calma, todos los buenos recuerdos que justificaban esta caminata en la madrugada.

La ciudad dormía apacible, no se oía ruido humano o animal, la naturaleza sólo dejaba ver su fuerza a través del imponente clima; nadie que no tuviera una buena razón saldría a pasearse a esas horas, nadie soñaba siquiera con que hubiera un alma vagando sin resguardo alguno y en completa soledad.

Casi una hora de paso ágil la llevó ante un portón de metal, oxidado y descascarado, restos de pintura áspera hirieron sus nudillos entumidos al golpear; lo hizo con fuerza, una, dos, tres veces y aguzó el oído esperando respuesta. Nada. No quería que fuera ya muy tarde, pesaría en su conciencia no haber llegado a tiempo.

Entonces pudo oír un par de pies, calzados con zapatillas de levantar, que se arrastraban sobre las baldosas del interior; una llave abrió un candado, otra una cerradura, se corrieron cadenas y cerrojos, precauciones necesarias para el barrio, inoportunas para esta noche.

La misma vieja que la había llamado le abrió y sin decir nada la hizo entrar mientras le extendía una toalla pequeña, gris, hedionda a humo, pero seca. Enjugó su rostro y las mechas que goteaban, ya tenía su propio charco bajo los pies. La mujer le hizo ademán de esperar y desapareció tras una cortina mugrienta al final de un pasillo mal iluminado.

Repentinamente sintió calor en todo el cuerpo, no era ni por la toalla ni el bracero, eran nervios, adrenalina que empezó a recorrerla en esa espera que se hacía interminable, desesperada e ineludible. Comenzó a arrepentirse de haber ido, él no merecía este encuentro, ¿la trataría mal acaso? ¿Sería el mismo de siempre?

No lamentaba no haberlo visto en tantos años, no sentía pudor en reconocer que prefería tenerlo lejos y no saber de él, a revivir malos recuerdos, esos que opacaban tan drásticamente los buenos; porque él nunca reconoció, nunca tuvo la conciencia o el coraje para dar la razón a sus víctimas, por mucho que lo amaran.

Ella era el único familiar que lo visitaba en años, repitió su nombre y sólo su nombre en los últimos días; febril y desahuciado pidió a su cuidadora que la llamara. El mensaje fue breve, la vieja pronunció su nombre en el auricular y ella no tomó más que las llaves antes de salir. Años antes imaginó tal cual ese momento y se había preparado inconscientemente para enfrentarlo.

Él ya no le daba miedo, pero lo seguía imaginando capaz de herir y eso ponía a la defensiva a su corazón tan cansado de llorar. Su padre, fuente de carencias, violencia y manipulación. Su padre, un viejo postrado en un camastro mísero, tras la cortina que ya removía sin haber esperado la señal.

Lo vió ahí, arropado hasta el cuello. Su piel, siempre morena y teñida por la nicotina, estaba pálida, arrugada y suelta; flaco y barbón, ojeroso, medio dormido. La vieja le pasaba un paño mojado por la frente, lo enjuagaba y estrujaba una y otra vez en una pócima marrón. Tenía pequeñas heridas abiertas en las manos y en el rostro, también costras negruzcas por doquier.

Repentinamente abrió los ojos, de una vez, sorprendiéndola, exaltándola. Fijó la mirada en los ojos nerviosos de su hija, sostuvo el acto y con un ruido gutural ordenó a la cuidadora que saliera. Encorvada se paró con el cuenco de líquido oscuro entre las manos sin articular palabra.

El enfermo volvió a mirar a su hija por unos minutos de eterno silencio, el momento era parte del funeral, una prolongación hacia atrás, hacia el último respiro, una despedida anticipada. En la cabeza de ella se agolpaban tantos hechos que ninguno era bien reconocible, entremezclados y nebulosos, extraños, buenos y malos.

Ninguno habló, sólo se oían las muchas goteras de la habitación que golpeaban fondos de tarros y viejas ollas de aluminio. Después de observarse por casi una hora, estudiando los cambios físicos de ambos, como reconociéndose después de tantos años, ella se acercó lentamente y se sentó en la silla que ocupara antes la vieja.

No podía evitar pensar que su padre estaba irreconocible, que no parecía coincidir el recuerdo de un hombre obsesivo y desequilibrado con ese viejito decrépito a punto de morir. ‘La hierva mala nunca muere’, había oído decir a su madre tantas veces, las muchas veces que él se aparecía para someterla al castigo de quererlo tanto, tanto como una niña pequeña ama y defiende a su padre sin oír razón; pero que luego, al crecer un poco, se decepciona y se da cuenta que debe priorizar la propia salud mental.

Nunca le deseó la muerte, pero siempre sonó a solución. Nunca le deseó males, pero sí lo quiso lejos y sabía el dolor que le causaba a él. No podía ayudarlo, no podía hacerse cargo de su inconsciencia, de su inmoralidad, de su amor retorcido, de sus carencias, de su insano afán por manipular. Agresor, perturbado, triste, egoísta, nunca fue sensato; alma invadida que muchas trataron de salvar.

Él la seguía mirando sin decir palabra, como si esperara que ella se pronunciara. Sin embargo, no le daría más. La mujer se paró de la silla lentamente, una chispa de claridad le iluminó la mente; su afán de comunicación y precisión lingüística estaba de más en ese momento. Si le iba a perdonar debía hacerlo sin darse motivos de arrepentimiento, no sabía cuál sería la reacción de él.

Se acercó y le tomó primero la mano. Le temblaron los labios, quiso llorar, pero aguantó con la mandíbula rígida. Él la observaba conmovido, sin emitir sonido, sin moverse, sin reaccionar más que a través de sus pequeños ojos negros, más negros esa noche, pero inofensivos, como nunca antes.

Apretó fuerte su mano y le planto un beso de varios segundos en la frente. Muriese o no jamás lo volvería a ver, no respondería más llamados, ni contestaría más preguntas sobre su padre. Soltó la mano inmóvil, áspera y fría; cruzó el umbral corriendo la cortina sin volver la mirada; en el portón se encontró con la vieja, se despidió inclinando un poco la cabeza y salió a la calle.

Había dejado de llover fuerte, chispeaba un poco y el viento era sólo una brisa fría. Comenzaba a aclarar.

jueves, 7 de agosto de 2008

Cambio de casa aún en proceso; problemas domésticos en solución; buenas relaciones, buen ambiente. Otro examen aprobado y falta uno. Noticias de todo tipo y yo sin concluir nada, arreglar un asunto sólo lleva al siguiente, pero bien, con la frente en alto, esperando lo mejor.
Lo largo y tendido de mis palabras no será el caso hoy, debo ir a esperar a un técnico y a estudiar. Pronto sabran más de mi.

lunes, 28 de julio de 2008

DON`T TALK JUST KISS - Right Said Fred



Sin mentir...
décadas buscando el nombre de mi Hit de los noventa favorito. Hoy, gracias a mi teleserie predilecta (¡qué intelectual suena eso!), pude reconocer unos pedacitos de lyrics y encontrarla. Digno de un 'gay party mix', me ha alegrado inmensamente este día algo angustioso de búsqueda de nuevo hogar y llamadas telefónicas. Disfrútenlo, es para eso. Además, de acuerdo a mis aficiones, no podría haberse llamado de otra manera.

Warning: Cualquier cambio en su orientación sexual es de su propia responsabilidad.

jueves, 24 de julio de 2008

Piscinas -

'Portrait of an Artist'. David Hockney, 1971.


Sigo obsesionada con las piscinas
, Hockney no me ha dejado tranquila en estos días de frío. Será el sonido de la lluvia que me recuerda el placer acuático, la tranquilidad y dulzura estival, el calor que sofoca aliviado por el agua fresca. Obviando el olor a cloro debo admitir que amo las piscinas; desde chica que siempre las preferí a lagos, mares y ríos. Será que por esta zona hay pocas y las fuentes naturales suelen congelarte hasta el cerebro.

Las piscinas me parecieron siempre más seguras e higiénicas. Recuerdo un lugar en particular, en Curicó, donde había varias de distintas dimensiones y profundidades. Solía empezar en la olímpica para luego ir a tirarme piqueros a la de cinco metros de profundidad. Yo, pequeñita y con un traje de baño con rayitas de colores, subía al trampolín y me lanzaba de pie, intentando tocar el fondo, pero nunca lo lograba.

Me alejaba de todos, me gustaba disfrutar sola del agua. No estar en la misma piscina que mis hermanas o mi papá, a menos que estuviera con H, mi prima favorita, que es varios años mayor que yo, pero con quien siempre me llevé de maravilla. Hoy la veo poco o más bien nada. Pero aún pienso en ella y la extraño.

La memoria se me refresca esta noche lluviosa. Converso por MSN con mi mejor amiga de tercero básico, agregué hoy a una vecina de Coyhaique de cuando tenía seis, hace tiempo encontré por Facebook a quien me dio mi primer beso hace más de diez años. La tecnología me ha acogido en su progreso y soy tan parte de los avances que quiero sumergirme en ella más y más.

Y de vuelta con las piscinas; odiaba las de plástico y las de lona. Si no se podía nadar eran inservibles, además, instaladas en el patio terminaban llenas de pasto y si no se cambiaba el agua le salían renacuajos. La playa en tanto, nunca me ha gustado, porque, al menos en el sur, la arena suele ser de piedras y me molesta; no siempre hay donde cambiarse y todos sabemos donde suelen alojarse esas partículas en mayor cantidad.

Distintas son las playas del norte, como Hornitos, o cualquier otro lugar más cálido y de arenas blancas que no se entierren en la piel. Por lo demás, las fogatas con guitarra, el paseo romántico viendo las estrellas o los chapuzones impulsivos en pelotas, no los rechazo. Como siempre termino relativizando y dejando a criterio o circunstancia las decisiones finales; depende, todo depende.

martes, 22 de julio de 2008

'A Bigger Splash'. David Hockney

La ironía de un momento. Lo que sucede en un segundo puede tomar mucho más tiempo que el evidente. Hockney se demoró dos semanas en pintar ese chapuzón, yo llevo una hora escribiendo lo que les tomará diez segundos leer. Pero él lo hace más irónico, porque grafica un instante rápido, que quiebra la tranquilidad, la rigidez con que muchas veces vivimos.

Sesgamos, somos prejuiciosos, nuestra percepción de la realidad no corresponde a la de otros. Nos equivocamos, tenemos estereotipos. Lo hemos vivido en la piel, a algunos nos han discriminado, pero también hemos hecho que otros lo sientan. La equivocación inconciente de la que nos hacemos concientes luego tiene derecho a perdón. Nos movemos por el bien, al menos yo creo eso. Hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo correcto y sólo la socialización, es decir, la influencia de la familia, la educación y los amigos, nos permiten realizarnos como personas abiertas de mente.

Somos distintos todos, la igualdad no existe y eso es una gracia. La diversidad es necesaria y buena, la tolerancia y la empatía son un don. Hoy me inspira la vida y obra de un artista de los ’60 (que sigue vivo en todo caso), es aleatoria e inesperada la iluminación. La lluvia y el gris del sur me obligan a sentirme pop, viva el verano, el sol y el color.

domingo, 20 de julio de 2008

En Valdivia, con la suerte del buen tiempo y rodeada de gente querida. Sigo ansiosa, nerviosa y con un pie en Santiago, pero poco a poco deshaciendo los nudos del lomo y los enredos mentales sobre mi desempeño semestral. Quiero ser sólo la 'loca del gorro con orejas', aunque sea por un rato y no la alumna aplicada, estresada y malhumorada de hace un par de días.

He visto a mi hermana y a mis amigos; me quedo en casa de S y lo he pasado de lujo. Hoy retornaré a la tierra de mis orígenes, donde me esperan mi madre y mi abuelo. La ciudad que mejor conozco, como si tuviera un mapa de ella y sus habitantes, tatuado en la corteza cerebral; el lugar donde más he vivido cuantitativamente, pero donde también se han quedado viejos y latentes dolores.
Pensaba en mi peor defecto y es pensar mucho; no tanto en mis actos como en el pasado. Mi memoria tiene forma de pala, mis recuerdos suelen estar sucios de tierra, escondidos bajo las piedras y, a veces, son más tangibles de lo que me gustaría.
Estos días serán de aire (casi) puro y conciencia absoluta; tengo varias misiones para la próxima semana y debo cumplir con éxito mi empresa, por mi bien y el de otros no puedo fallar. Estoy más relajada, pero pensando constantemente en el deber y eso me mata un poco, me debilita el espíritu debido a la incertidumbre; soy sólo humana y me cuesta aceptar que no puedo arreglar el mundo yo sola.
Me iré con mis reflexiones, las pondré en una taza y las beberé mezcladas con un té endulzado a medias. Seré paciente, prudente y me concentraré en mi objetivo. No seré yo, seré mejor que yo, imitaré fortalezas y prudencias ajenas y no aceptaré jamás un no como respuesta.

sábado, 12 de julio de 2008

Metric - Dead Disco

Seguro muchos la conocieron en un comercial. Esta es una banda de orígen canadiense, de música Indie. Escúchenla y busquen más si les gusta. A mi me está moviendo por Santiago en estos días. Los videos también son buenos y producidos; así que véanlos en You Tube.

miércoles, 2 de julio de 2008

USACH

Medio día en la USACH, tratando de entender el lenguaje de los que tienen voz (o la exigen al menos). No es que yo me conforme con el hecho de que en mi universidad no haya ni centro de alumnos, porque el asunto es así y así está estipulado que lo aceptemos por el sólo hecho de entrar al plantel, pero es más cómodo, más fácil; si no tienes a quien alegarle, simplemente no alegas y pronto pierde sentido comentar sólo con tus pares las injusticias, porque no hay solución. Te das cuenta que lo mejor que se puede hacer es aprovechar las clases, a los profes y el poco tiempo que te queda para descansar. Te enfocas en lo tuyo y tratas de no verte afectado por dramas que se intensificarán al pedir consideraciones (léase no faltar a clases, ni a las pruebas, ni tener dramas con los profes, etcétera).
Gracias a mi contacto (gracias a H), tuve acceso a un Consejo y entrevisté al vocero de la universidad, gracias a lo cual espero tener un buen video para presentar como examen al ramo de Televisión.
No puedo revisar mi mail, ni facebook, ni pagar cuentas por Internet... ya renuncié a tratar de entrar a MSN... desconectada total. Mañana examen de Cámara y pasado de Metodología. Volveré a los apuntes. Necesito una siesta eterna.

miércoles, 25 de junio de 2008

Esto apareció hoy miércoles 25 de junio de 2008 en El Mercurio, en una noticia titulada: Pérez Yoma resalta papel de los medios escritos. link

Guillermo Turner Olea, de 37 años de edad, es periodista de la Universidad Gabriela Mistral, se desempeña como director de la Revista Capital y director delegado de Diario Financiero.

Ha trabajado como periodista en el mismo periódico y en la Revista Hoy.

Al agradecer la elección para presidir la ANP, en la Cena Anual de la Prensa, Turner expresó que "si queremos más diarios; bien, pero la vía es ser capaces de construir una oferta de contenidos atractiva y empresas sostenibles. Si queremos periodistas mejor remunerados, bien, pero la vía es mejorando su calidad y preparación. Las propuestas que buscan dar cabida a medios vía el subsidio o crear condiciones laborales especiales para algunos profesionales no hacen más que fomentar la generación de condiciones de privilegios y desigualdades, dañando de paso la transparencia".

Periodistas hablando cosas de periodistas y yo acá, intentando ser mejor, pero demasiado agotada para seguir con la 'Política Nacional ' de (Jorge) Alessandri y Frei (Montalva). He puesto el despertador a las 4 a.m. Deseo ser capaz, anhelo el éxito. Para mí, ya acabó otro día de café, cigarros y Coca-cola.

Londres36 al borde de colapsar; a punto de organizar un acto subversivo (tipo pingüino... los que me conocen sabrán que siempre he optado por la vía pacífica, algo como encadenarse en pelotas a la reja de la universidad). Quiero un relajante muscular a la vena, una tina enorme de agua caliente y dormir una semana.

Pies para qué los quiero si tengo alas para volar (Frida Kalho)

Alas desplumadas, ¡debo correr! (Myself)

domingo, 22 de junio de 2008


¡Tengo que escribir! ¡Compro tiempo! Me encuentro implorando ayuda celestial para la siguiente semana. Necesito estar bien, pensar, estudiar kilos y kilos de materia, memorizar, estar en todas las clases, porque son las últimas. Me relajo un rato, estoy fumando casi como antes; quiero gimnasio, sueño y caminatas.
Escuchando Rôyksopp (me recuerda una ambición oculta, que quisiera gritar y no me atrevo). Sólo serán dos párrafos, concluyo con las últimas bocanadas de este humo tóxico y empieza ‘Don’t Fear the Reaper’ de Blue Oyster Cult. Será hasta recobradas mis alas.

jueves, 12 de junio de 2008



Versions of Violence
(Alanis Morissette)


Coercing or leaving
Shutting down and punishing
Running from rooms, defending
Withholding, justifying

These versions of violence
Sometimes subtle sometimes clear
And the ones that go unnoticed
Still leave their mark once disappeared

Diagnosing, analyzing
Unsolicited advice
Explaning and controlling,
Judging opining and meddling

These versions of violence
Sometimes subtle sometimes clear
And the ones that go unnoticed
Still leave their mark once disappeared

This labeling
This pointing
This sensitive’s unraveling
This sting I’ve been ignoring
I feel it way down way down


These versions of violence
Sometimes subtle sometimes clear
And the ones that go unnoticed
Still leave their mark once disappeared