The time is gone, the song is over...

miércoles, 31 de marzo de 2010


Algo habitual en Londres36 es mencionar la música que acompaña el tecleo de mis dedos. Hoy escucho algo de Indie con sabor a folk melancólico, pero que a veces empuja a saltar como mono gracias al banjo. Sin embargo, son principalmente la guitarra y las voces lo que caracteriza a The Avette Brothers y debo confesar que me han alegrado este día lluvioso, lleno de mañas.

Para no sumergirme en mi propio desorden mental... me lleno de folk. Me imagino con botas de cowgirl, vestido floreado, chaqueta con chiporro y el pelo suelto... savage. Y, como no, sacándole música a un banjo de diez cuerdas con mis hábiles dedos...

Sí, me veo golpeando con mi taco las tablas empolvadas de un escenario, con sólo un par de bichos raros como público, que beben y se mueven al ritmo de mi canción... Es medianoche y Londres36 tiene un sueño de lo más hippie y extravagante, un carnaval, una feria de variedades donde cabemos mi banjo y yo. Vamos de pueblo en pueblo, viajando en caravana y yo en mi van pintada con flores.

Soy amiga de la mujer barbuda, de los siameses chinos y del enano más chico del mundo. Comemos lo que nos dan, nos embriagamos a diario y nos bañamos cuando podemos. En esta vida no existe más amor que el de amigos y no extrañamos a nadie, porque ninguno tiene más familia que esta. Somos viajeros, vivimos de los aplausos y nos dedicamos a la aventura... tenemos mucha suerte.

Algunos piensan que somos ladrones, engendros, personas de mal vivir. Somos sólo lo que nos ha tocado ser y somos felices. Hacemos lo que nos gusta y ponemos sonrisas en los rostros aburridos de lugares apartados. Mi banjo y yo hemos convertido el agua en vino y levantado muertos de sus tumbas. Cuando toco sus diez cuerdas con mis hábiles dedos los ciegos ven, los sordos oyen y los cojos bailan con gracia.

Mi arte no es simple, no es para cobardes. A veces, cuando la ocasión lo amerita, me subo al escenario desnuda, sólo me cubre el banjo, que es realmente lo único que necesito. Pero me dejo las botas, para golpear con el taco las tablas empolvadas. No siempre me aplauden, pero mientras hay música todos se mueven con ganas.

No sé hasta cuando seguiré este camino. Me imagino que cuando se acaben los pueblos a la orilla de la carretera o cuando la caravana se disperse o cuando ya no me queden los vestidos floreados. Cuando mis dedos dejen de tocar como lo hacen hoy y comiencen a enredarse entre las cuerdas... o, quizas, cuando el polvo sea yo bajo la bota de algún otro con su banjo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Invierno en Abruzos - Las pequeñas virtudes


"Hay una cierta monótona uniformidad en los destinos de los hombres. Nuestras existencias se desarrollan según leyes viejas e inmutables, según una cadencia propia uniforme y vieja. Los sueños no se realizan jamás, y apenas los vemos rotos, comprendemos de pronto que las mayores alegrías de nuestra vida están fuera de la realidad. Apenas los vemos rotos, nos oprime la nostalgia por el tiempo en que bullían dentro de nosotros. Nuestra suerte transcurre en este alternarse de esperanzas y nostalgias".

Natalia Ginzburg

miércoles, 17 de marzo de 2010

- Me and You and Evertone We Know -




Esta es una de las esenas más conmovedoras y hermosas de mi película favorita, Me and You and Everyone We Know, dirigida y protagonizada por Miranda July.

viernes, 12 de marzo de 2010

Indiferencia...


Existen muchas razones para escribir sobre el amor. Los contornos del corazón no son límites reales, porque el amor no es un sentimiento, es tan racional que todos lo reconocemos como vital. No son sólo mariposas revoloteando entre las tripas, ni nubes bajo los pies, ni la sonrisa instantánea que provoca su presencia... eso es enamoramiento, un sentimiento que va y viene, por unos, por otros o por cualquiera.

Amar... es desear el bien y la felicidad del otro, trabajar en ello sin esperar nada a cambio... donarse al otro es lo que llena a quien ama.

Hay personas que dan por seguro el amor. Ponen a prueba esa incondicionalidad con traiciones y mentiras. Se excusan en los malos tiempos. Tienen que probarse a sí mismos que la soledad no es opción. Dicen que sus mentiras son para protegerte. Inseguridad y falta de amor propio se ocultan detrás de una imagen carismática y adorable.

El amor quizá no tiene límites, pero el desamor sí, es frágil y peligroso. ¿Es amor o desamor lo que estás dando?

Este es un día raro. Dejar ir. Escribir es el primer paso para extirpar de mi la pesadumbre. La catarsis vendrá después, en la seguridad de mis círculos cercanos, donde soy escuchada, comprendida, jamás juzgada. Eso me lleva a recordar que el amor existe también entre los amigos, entre los padres y los hijos, también con decepciones y desamores, pero muchas veces más sincero y dispuesto.

No he perdido la ilusión, no dejaré de buscar, quiero más. No creas que me engaña tu supuesta indiferencia, no creas que no sé que no te apena tanto perderme como la evidencia de que puedo rechazarte... a ti. No creas que dejaré de inspirarme en nuestros días. No creas, por favor, que la evasión y la locura te harán sentir mejor. Ojala actúes pensando en las consecuencias. Aún quiero tu felicidad, pero la mía a tu lado es imposible.

lunes, 8 de marzo de 2010


Lo he contado ya muchas veces y he escuchado o leído lo que vivieron otras personas. El terremoto, el maldito terremoto que le quitó todo a tanta gente. El terremoto, el bendito terremoto que hizo florecer en muchos la caridad, el amor al prójimo, la fraternidad. El terremoto, el maldito terremoto que sacó lo peor de otros, esos que aprovechando la situación robaron con descaro.


El recuerdo de esa madrugada vuelve a mi mente varias veces al día. Las réplicas me paralizan de miedo, tal como ese día. Pensé que iba a morir y estoy viva. He visto las imágenes del desastre y estoy sobrexpuesta a la información. Tengo claro que mi stress y mi insomnio son irracionales, estoy a salvo, tengo techo, comida, ropa seca y una vida que "no cambió en nada"... no todos mis compatriotas tienen esa suerte.


Estoy conmovida... no he dejado de sentir el sabor a hiel en la garganta, no he dejado de pensar cómo sería si algún ser querido hubiera muerto o si realmente me hubiera tenido que enfrentar a la inminencia de mi propia extinción. Mis palabras sólo intentan hacer una catarsis, necesito ser agradecida y creer que la crisis es siempre una oportunidad.