The time is gone, the song is over...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Viernes

Me preguntaba, cómo es posible un día tan bipolar. Comienza con una pésima noche y una mañana (obviamente) adolorida. Estoy enferma, pero no daré detalles de mis variados males. A medio día una visita sorpresa, los que me conocen sabrán que odio las visitas sorpresa, odio que dispongan de mi tiempo; sea quien sea.


Un castillo de arena, un viernes que empezaba como cualquiera. Después de clases, otra visita, acordada desde el día anterior, respetando lo que me acomoda. Un regalo, el mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo; un libro, ya bien avanzado, lo comentaré cuando lo termine.


Un paseo, un paseo a un lugar tanto o más feliz que Disneylandia y yo ahí, con todas las personas con que quería estar. Pasándolo regio con mis yuntas, dispersando el ello, como suelo decir, dejando que la chicha con naranja nos haga felices, que el humo no moleste para nada y que cantar sea lo único que importe.


Debo decir que aprendí a sumar. Debo dejar de ser tan ingenua. No confiarme. Estos son los momentos en que me acuerdo de J, que dice que no cree en nada. O en mi madre, que dice que todos son buenos, hasta que se vuelven malos. No tengo ánimo de tener ánimo, ni ganas de tener ganas, volveré a lo de siempre, a la soledad que nunca me abandona por completo.


Como siempre… y no lo olvide jamás. El dolor inspira y es más profundo porque enseña, porque te hace crecer. No le tema al dolor, que es parte de la vida. Pagaría por que alguien me lo hubiera demostrado antes, antes de impregnarme de tristeza en esos años mientras crecía. No me daba cuenta de la riqueza que se acumula en cada desencanto, en cada frustración.


La Llorona, esa soy yo. La que lagrimea con los comerciales de Clos de Pirque y que no puede estar más depre en días de Teletón. Con una diferencia a cuando era más chica, o más perdida, o más confundida; ahora sé que tiene que pasar. No hay mal que dure cien años, ni tonto que lo aguante y tonta si que no soy. Ahora lo digo en serio, Next!

2 comentarios:

Quiltro dijo...

Desde chico descubrí que el día Viernes es el día que más amo, pero no fue sino hasta más grande, cuando pude reformular esa teoría errónea.
El día que mas amo es el Sábado, pero como tengo la mente siempre en futuro... empiezo a ser feliz desde el Viernes. Y si, porque sabía que al otro día no había colegio, ni madrugadas oscuras ni ponerse la camisa y la corbata. Como odiaba aquello.
Los viernes suben el ánimo y los Lunes son los perfectos para tirarse por la ventana. Uno no sabe escuchar realmente cuando le dicen a uno "no estés triste" porque en realidad Uno ya está tan sólo y ermitaño que cree saberlo todo, y que nadie entiende lo que nos pasa, ni el idioma amargo de nuestras tristezas.
y efectivamente así es
por eso:

Nadie nunca nos entenderá y hay que aprender a no tratar de hacernos entender, sino a romper el círculo que nos tiene dentro y alejados de los demás.

Decubrir la felicidad es tener la capacidad de sorprenderse con todo, descubrir algo nuevo en uno cada día, y esforzarse por pensar en alguien más que quizás necesita un gesto nuestro, desinteresado.

Me encanto lo que escribiste y como lo dijiste. Pero no por eso sentirlo no deja de ser terrible.

Yo cuando me siento así
me subo a los árboles. porque lo hacía cuando niño y me relajaba.

Todavía hay un efecto mágico en aquello.

Podrías buscar el tuyo ;)

comentariohablado dijo...

life goes on my dear friend....

cheers