Si tuviera que definir en qué consisten las próximas semanas, comenzaría diciendo que no son, en absoluto, aptas para cardíacos. Bienvenidos serían los adictos a la adrenalina y yo, que no estoy precisamente en ese grupo, vivo tanto la excitación como el sufrimiento de estos días rápidos y estresantes.
Feliz con lo que hago, pero angustiada por la falta de tiempo y la presión. Supongo que muchos se sienten igual; aunque claro que existen las excepciones envidiables de aquellos que parecen vivir en un eterno relajo. Para bien o para mal, mi actitud perfeccionista me juega en contra cuando cumplir con los plazos es el primer objetivo.
En suma, mis palabras serán pocas; como ha sido la triste tónica de 2009. Espero que las vacaciones sean un buen momento para crear y dejar fluir todo lo que, por ahora, debo mantener adentro; soltarlo sería desatar pasiones que no sirven para actuar con eficiencia.
¿Dónde está el corazón de Londres36? ¿Cuáles son sus proyectos? Difícil de responder, difícil de afrontar y no hay tiempo para vaguedades. Hoy por hoy, basta sólo cumplir con las metas a corto plazo para hacerme feliz…