The time is gone, the song is over...

lunes, 15 de junio de 2009


Si tuviera que definir en qué consisten las próximas semanas, comenzaría diciendo que no son, en absoluto, aptas para cardíacos. Bienvenidos serían los adictos a la adrenalina y yo, que no estoy precisamente en ese grupo, vivo tanto la excitación como el sufrimiento de estos días rápidos y estresantes.


Feliz con lo que hago, pero angustiada por la falta de tiempo y la presión. Supongo que muchos se sienten igual; aunque claro que existen las excepciones envidiables de aquellos que parecen vivir en un eterno relajo. Para bien o para mal, mi actitud perfeccionista me juega en contra cuando cumplir con los plazos es el primer objetivo.


En suma, mis palabras serán pocas; como ha sido la triste tónica de 2009. Espero que las vacaciones sean un buen momento para crear y dejar fluir todo lo que, por ahora, debo mantener adentro; soltarlo sería desatar pasiones que no sirven para actuar con eficiencia.


¿Dónde está el corazón de Londres36? ¿Cuáles son sus proyectos? Difícil de responder, difícil de afrontar y no hay tiempo para vaguedades. Hoy por hoy, basta sólo cumplir con las metas a corto plazo para hacerme feliz…

martes, 2 de junio de 2009


No ha sido flojera ni nada por el estilo. Han pasado las semanas y resulta que ya estamos a mitad de año. Hay una cuenta regresiva y el tiempo es un bien limitado. Algún día de estos me dedicaré sólo a imaginar, tomaré nota de todo eso que no puedo exteriorizar de otra forma; eso que no pienso, sino que fluye directamente a las yemas de mis dedos.

Aparece ante mis ojos una bifurcación. Sin embargo, no sé distinguir cuál es el camino largo y cuál el corto. Tengo tiempo para pensar; además la prudencia me dice que no debo ilusionarme con lo desconocido. Elegiré al azar, pensando sólo en la decisión que me haga más feliz en ese momento; no por idiotez, sino que por incertidumbre.

Tengo que hacerme un plan de acción; una lista de sueños a alcanzar. Pero no quiero; me gusta cómo suenan las tablas de este puente cuando me subo a la baranda, el ruido del agua caudalosa, la emoción de llegar al otro lado…