The time is gone, the song is over...

lunes, 9 de julio de 2007

viaje a Curicó

Hace más de un año que no iba a la casa de mi papá. La segunda noche llegó un amigo de él. Un ex Teniente compañero suyo en la Escuela Militar. Fue dado de baja hace más de veinte años por un accidente que tuvo el hijo del Ministro del Interior mientras hacía el servicio VIP.

Andresito, le dicen mis hermanos chicos. Llegó a la casa con una botella de Capel como regalo. Vestía mal y a cada rato tocía como si se le estuvieran deshaciendo los pulmones. Sobre el lugar donde se dibujaban unos labios inexistentes un gran bigote a lo Fredy Mercury, en la cabeza un esforzado “parrón” y dos ojos pequeños y empañados.

Tosió mientras hablamos, tosió mientras rellenaba los vasos y terminó atorado con su propia tos durante largos minutos. No fuma, pero carretea y trabaja todos los días y a los cincuenta años nunca se ha casado.

Era el orgullo de una familia acomodada de Curicó y él era un ejemplo a pesar de los pitutos. Sin embargo, su vida se fue a la cresta con la salida de la Institución.

Andresito toma y toma piscola y quiere llamar por tercera vez a la polola que está con el desde hace quince años. Pero no viven juntos, ella está en Santiago, él vive con los papás.

Habla incoherencias, irracionalidades y brutalidades. Se siente parte de la Gran Familia y “de combate” es su muletilla para algo genial. Transmite dando órdenes al pelotón. Me retiro, viejos borrachos, viciosos, rallados.

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