En la capital nuevamente. Dormí pésimo, chueca y desperté cien veces con los borrachos gritones que pasaban por el parque y en la mañana casi bajo a comprar La Cuarta de tanto que insistía el suplementero; creo que sigo bajo los efectos acumulativos de la mala noche y el viaje en bus.
Pero ¡qué alegría estar acá! Caminar por la calle sin que nadie te conozca, escuchando Air o Chemical Brothers e intentar adivinar los pensamientos de los personajes urbanos; me imagino que los ciegos irán muy atentos a la irregularidad de las aceras y que los lustrabotas buscan la perfección; los punkys macheteando en la esquina pensarán en vino y otros pocos se preguntarán sobre su propia existencia.
Entre tantas personas, me llamó la atención a la salida del metro un par de mujeres chinas que vendían ‘lico alolliado plimavela, calentito, lico, lico’. No pude aguantar una sonrisa al oírlas, no por burla, sino que por “cool” ;me gusta que la ciudad se vuelva cada vez más cosmopolita.
¿Qué me espera en estos días? Además de trámites varios y mil compras; ojala dar unas vueltas, conversar, conocer nuevos lugares y ser yo, siempre yo.