jueves, 10 de diciembre de 2009
martes, 8 de diciembre de 2009
Siento satisfacción por mis logros, una importante parte de mi está feliz. Sin embargo, otra parte se deshace sin remedio, es una sombra solitaria que ronda cuando no tengo con quien compartir.
Nunca estuve tan arriba; nunca viví tanta gloria en mi juventud. Veo el rencor en los ojos de algunos, veo el agradecimiento en la bondad de otros. Nunca jugué mis cartas tan bien.
¿De qué están hechos los sueños? Parecen figuras luminosas recorriendo mi imaginación; corazones incendiados; un contexto alternativo rozando el límite de la ficción.
lunes, 30 de noviembre de 2009
viernes, 6 de noviembre de 2009

No obstante, a veces creo que este pseudo sacrificio (son opciones, siempre son opciones) me lleva a caer en la brutalidad y me pregunto qué es lo realmente importante, me pregunto si mis elecciones me harán feliz.
Odio dudar de mi misma, no de mis capacidades, sino que de mi estabilidad, de mi entereza moral y espiritual para enfrentar todos los retos que se me presentan. Quisiera contar con más apoyo, pero pronto recuerdo que hay muchos velando porque pueda alcanzar mis sueños.
Tengo un problema de principios, tengo miedo de no poder mantenerlos en pie, no poder vivir de acuerdo a ellos y pecar, ser insegura y pecar. Floto en una nebulosa gris, entre lo bueno y lo malo, entre el presente y el pasado, entre lo que quiero y lo que es bueno para mí.
¿Es malo esperar que aparezca alguien que me reafirme las convicciones? Lo tengo claro, depende de mí únicamente ser eso que quiero ser. Necesito con urgencia un transplante de órganos vitales, comenzando por la piel y el corazón.
viernes, 23 de octubre de 2009
jueves, 8 de octubre de 2009

Se termina el año, avanza y siento que estoy sentada sobre un trompo que gira y gira, pero sin marear. Casi todo va bien, principalmente en los estudios; además, ya conseguí una buena práctica. Pero nunca logro disfrutar al cien las buenas nuevas, algo falta. Supongo que, en parte, por no poder compartirlo, que no sirva para complacer o enorgullecer a nadie más que a mí y a mi familia. Espero una decisión, espero un sí (incluso un no), pero algo que me invite a enfocar mis metas a la búsqueda de la felicidad.
Seguiré de cabeza.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
martes, 25 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
miércoles, 5 de agosto de 2009
Happy endings are for stories that have not ended yet

¿Me endurecerán los años? ¿Perderé la capacidad de sentir? ¿Hasta cuándo creeré en la intrínseca bondad humana? Tengo que abstenerme de cometer locuras para satisfacer mi sed de venganza, debo tragarme la amargura para no caer tan bajo como los que me traicionan; debo ser más, porque es lo que soy.
No seguirle el juego a los que se ríen de mí parece una tarea imposible a veces. Tengo tantas ganas de amar que se me llega a olvidar lo que ha sido mi vida. Me dices que escribo cosas personales en el blog, pero realmente no lo son. Esto es sólo la costra de una herida profunda, llena de pus, que me pudre hasta el alma...
Me quedé sin escapismos, sin pilares, sin un pecho sobre el cual apoyar mi cabeza y oír su corazón. ¿A qué precio se tranza el amor cuando es inconmensurable?
jueves, 16 de julio de 2009
Estoy cansada de dar explicaciones sobre mi comportamiento; mi corazón se enciende como una ampolleta, pero mi mente se vuelve de cartón. Quiero ser feliz y yo misma soy el mayor obstáculo; soy un especímen dual que se enfrenta a sí mismo, los dos lados con la misma fuerza, la pelea no termina jamás.
Tengo hambre de retos; ya no quiero sentir la fatiga, el cansancio, la tristeza de antes; me da miedo no saber hacerme respetar. No me atemoriza el mundo, mi enemigo está cerca, lo tengo acorralado...
lunes, 15 de junio de 2009
Si tuviera que definir en qué consisten las próximas semanas, comenzaría diciendo que no son, en absoluto, aptas para cardíacos. Bienvenidos serían los adictos a la adrenalina y yo, que no estoy precisamente en ese grupo, vivo tanto la excitación como el sufrimiento de estos días rápidos y estresantes.
Feliz con lo que hago, pero angustiada por la falta de tiempo y la presión. Supongo que muchos se sienten igual; aunque claro que existen las excepciones envidiables de aquellos que parecen vivir en un eterno relajo. Para bien o para mal, mi actitud perfeccionista me juega en contra cuando cumplir con los plazos es el primer objetivo.
En suma, mis palabras serán pocas; como ha sido la triste tónica de 2009. Espero que las vacaciones sean un buen momento para crear y dejar fluir todo lo que, por ahora, debo mantener adentro; soltarlo sería desatar pasiones que no sirven para actuar con eficiencia.
¿Dónde está el corazón de Londres36? ¿Cuáles son sus proyectos? Difícil de responder, difícil de afrontar y no hay tiempo para vaguedades. Hoy por hoy, basta sólo cumplir con las metas a corto plazo para hacerme feliz…
martes, 2 de junio de 2009
Aparece ante mis ojos una bifurcación. Sin embargo, no sé distinguir cuál es el camino largo y cuál el corto. Tengo tiempo para pensar; además la prudencia me dice que no debo ilusionarme con lo desconocido. Elegiré al azar, pensando sólo en la decisión que me haga más feliz en ese momento; no por idiotez, sino que por incertidumbre.
Tengo que hacerme un plan de acción; una lista de sueños a alcanzar. Pero no quiero; me gusta cómo suenan las tablas de este puente cuando me subo a la baranda, el ruido del agua caudalosa, la emoción de llegar al otro lado…
martes, 14 de abril de 2009
Londres36 comenzó la terapia. Y la terapia consiste en hacer lo que se debe y no necesariamente lo que se quiere (el libre albedrío es peligroso). Hacerse cargo y aplicar voluntad para encontrar tranquilidad al final del día.
Primero: Levantarse a las 7am y poner la radio para escuchar las noticias.
Segundo: Desayunar cereales, lácteos, frutas y una taza con una cucharadita menos de café (suelen ser dos tazas con más de dos cucharadas)
Tercero: ponerse buzo y partir al gimnasio. Pasar 35 minutos haciendo cardio y otros veinte en las máquinas (las endorfinas te hacen feliz). Toda esta actividad acompañada por la mejor selección musical.
Cuarto: Hacer trámites varios (como pagar los gastos comunes... shit! lo había olvidado)
Quinto: Pasar todo el día haciendo trabajos varios con mi grupo de estudio. Claro que dejando espacio para reír, conversar, comer y tomarse un soft drink al final.
Sexto: escribir en el blog para que los seguidores de éste se queden tranquilos y no piensen que Londres36 piensa recostarse en un sillón y hablar pelotudeces a un señor que va tomando apuntes (con terapia me refería a un estado de introspección y autorregaloneo)
Séptimo: El plan es llegar a casa a limpiar y así renovar el ambiente, el ánimo y la energía.
Octavo: Tomar en cuenta el consejo de Willy Wonka y comer chocolate (porque da la sensación de estar enamorado)
Podría incluir más ítems en la 'terapia', pero las actividades se circunscriben a las posibilidades...
lunes, 13 de abril de 2009
Me están poniendo en aprietos, me estan haciendo pensar más de la cuenta, me estoy poniendo nerviosa por razones absurdas. ¿Será que Londres36 necesita terapia? Y de ser así, ¿qué tipo de terapia? En todo caso, me niego a relajar la mente, me niego a descansar, me niego a dejar de sentir...
martes, 31 de marzo de 2009
2009 podría ser el año en que termine siendo más libre, más preparada y menos sola. Pensar antes de actuar, pensar antes de actuar, pensar antes de actuar. No me afecta el pudor, ni la culpa, sólo un poco la conciencia cuando trata de ordenar lógicamente mis ideas.
sábado, 7 de marzo de 2009
¿Estresada, yo? Sólo un poco. Sin duda no me haría mal un masaje y algo que no sean tallarines con ketchup. Aún no caigo en la desesperanza de hace algunos días, cuando fui a preguntar la fecha de mi examen. Me quedan varios días, más de los que usé para estudiar las veces anteriores. Pucha que me ha costado este asunto. Tercera vez estudiando lo mismo y es como si no fuera a terminar jamás.
Más encima es un tema interesante. Lleno de detalles sobre cómo nuestros abuelitos dividieron al país en dos y las cicatrices se han vuelto hereditarias... ¡A estudiar!
jueves, 12 de febrero de 2009

Hambre, aparece ese maldito estado displicente, el que más odio, uno de los que más me desespera. Me suenan las tripas, luz, cocina, jarro, leche, microondas; por ahí dicen que funciona. Tibia, espumosa, silenciadora. Vuelvo a la cama y salto fuera de nuevo, al baño; un buen rato de sólo mirarme al espejo, los ojos enrojecidos y brillantes, los labios secos y algo de alergia en el cuello. A lavar cara y dientes como antes de dormir, como si repetir el ritual engañara mi mente insomne.
De vuelta a la pieza. De vuelta a hacer la cama desarmada entre tantas vueltas. Ya sólo quedaba un trozo de luna en el claro de cielo y Morfeo vagando lejos, en algún lugar donde estuviera recién comenzando la noche, donde las sombras no se estén disipando aún como ya sucedía a mí alrededor.
Una vez más a oscuras. Contar ovejas no sirve de nada; aburre, pero no agota. Tablas de multiplicar, trabalenguas, poemas y oraciones medio olvidadas; cualquier cosa que implique dejar de imaginar, dejar de pensar, dejar de inventar. Repetir desafiando a la memoria todo lo que no implique sentimientos. Pero nada.
Vuelta a encender la luz. El desvelo sólo es útil cuando no hay nada que hacer al día siguiente y se puede ocupar en producir, no en dar vueltas como un asado que no alcanza su punto. Qué hacer. Un libro, terminar ese que ha estado en la mesa por semanas, guardado el final para una ocasión especial. Qué mejor momento para sumergirme en una vida ajena, pensándola mía, olvidando su origen ficticio; como si soñara despierta.
Terminado el libro apagué la luz. Oía ya los pájaros y motores de autos. Alguien en la casa se levantó al baño. La luna ya no estaba, el cielo gris, repetí el abecedario en todos los idiomas que pude, una vuelta más y me vencí.
martes, 27 de enero de 2009
La ventana está abierta y, aunque nunca entra el sol directamente, sí logran colarse unos cuantos rayos, y sus formas reflejan sobre la cama la espesura vegetal del cerro pegado a la casa. Si uno se asoma y mira hacia arriba, sólo puede verse una mínima franja de cielo; nunca suficiente para saber del clima. Sin embargo, algunas noches la luna se queda quieta un momento en ese espacio entre el cerro y la casa, iluminando las murras, los helechos y las enredaderas.
Siempre hay olor a bosque al abrir la ventana de esta habitación. La tierra está húmeda y el sol no evapora jamás el rocío de las hojas. Si se para la oreja, se podrán oír el canto de pajaritos, el correteo de lauchas y uno que otro insecto que vuela o salta entre las ramas.
Esta es la pieza más oscura de la casa, la última, la más pequeña; en verano la más fresca y en invierno la más calurosa. No se oye la calle, ni el timbre, ni el teléfono; y aunque se dejen las cortinas abiertas, no hay luz capaz de evaporar el sueño y por esto, es perfecta para las siestas y para las noches en vela; de lectura, de escritura o de tristeza.
Me concentro en los detalles que no llamarían la atención de cualquiera. Tengo en la mente un revoltijo grande e incómodo, sensaciones que no me dejan descansar, pero que me obligan a buscar refugio en los rincones más bellos y seguros que conozco. Me taparé hasta el cuello con las frazadas y plumones de esta cama, no quiero oírme hablar sola, tan sólo imbuirme en las historias ficticias que leo y creer que estoy segura entre sus tapas.
viernes, 9 de enero de 2009
La soledad no existe ante la inmensidad; empequeñecidos somos todos iguales, sólo frágiles humanos en la vastedad de la naturaleza. La admiramos, la copiamos, pero no somos capaces de vivir en ella ni bajo sus reglas. Nos comemos sus frutos y la aniquilamos al paso; creamos una sobrenaturalaza ajustada a nuestra comodidad.
No somos parte de ella. Es como si nos hubieran traído de otra parte a vivir aquí. Me cuesta creer en un proceso evolutivo que nos haya convertido en esto, en algo tan ajeno, en algo tan destructivo. Veía hoy en Cochamó la orilla del mar convertida en basural, las pesqueras, el humo de los incendios forestales.
Amo a mi especie porque es capaz de amarse, porque es conciente de sí y de otros. Preferiría dedicarme a la filantropía que a la ecología y, aún así, termino siempre sintiéndome avergonzada de nuestros actos; cuando nos limita lo básico, cuando ejercemos esa irresponsable capacidad de hacernos los tontos…