
‘MARCHA’
Otra vez se han mezclado el smog y la niebla. Un aire espeso, frío y un poco misterioso; la luna casi entera, blanca, muy muy brillante. Escuchando el Jagged Little Pill, no sé si he dicho que me ha gustado siempre la Alanis, desde que tenía como once que la he escuchado en las buenas y en las malas. Aún cuando no es mi favorito (prefiero el Supossed Former Infatuation Junkie, ese si es un gran disco, todas las canciones, wow que letras, si no lo han escuchado háganlo, altamente estimulante y catártico), es el que me recuerda la última parte de la infancia, cuando comienzas a darte cuenta de lo que sucede a tu alrededor, cuando te vuelves más crítica, más escéptica, queriendo crecer pronto, salir del colegio y viajar por el mundo, conocer mucha gente, escribir todo el tiempo.
La primera marcha a la que asisto en mis 23 años de vida (no se cuentan los horribles desfiles de colegio, la única razón por la que no me quejo tanto de tener pie plano, la excusa perfecta para faltar y no tener que ponerle piedras a la basta de la faldita plisada cuadrillé para que no se levante con el viento de temporal… en cualquier momento del año), una mezcla de nerviosismo (la verdad es que fui a hacer un trabajo, un despacho en video para el ramo de televisión), efervescencia (la gente estaba prendida, todos querían dar su opinión) y color, porque había de todo: los artistas, el político, las viejas, un par de gallos con teorías ridículas y una que otra escolar (totalmente ignorantes con respecto al tema, pero protestando igual).
El fallo. Ley pareja no es dura.
Creo que la resolución del Tribunal Constitucional complicó más las cosas, porque finalmente, la única consecuencia que ha traído es que se genere una injusticia. Más allá de si se trata de la píldora del día después o la Aspirina, el resultado es que sólo tienen acceso a ella los que pueden pagarla en una farmacia, porque no erradica al fármaco, no lo elimina, sino que prohíbe su entrega en el sistema público, es decir, al único al que pueden acceder los pobres.
Para algunos es un tema científico, para otros religioso y no cabe duda que, aunque estemos hablando de un posible aborto, un asunto opinable. Yo creo que es un tema de conciencia, que es lo único que nos disuade de actuar (porque para hacer las cosas no se requiere pensar siquiera); creo que es un tema del que es necesario informarse (como de todo) y no dejarse influenciar por lo ideológica que se ha vuelto la discusión.
Emergencia.
¿Son las consecuencias de la irresponsabilidad una emergencia? Si bien somos racionales, la realidad no está para milagros en Chile (disculpen compatriotas que les tenga tan poca fe, es la percepción de mi entorno y nuestra mala educación), mucho menos si hablamos de sexo. ‘Es cosa de tomar anticonceptivos y exigir condón’, de acuerdo, muy de acuerdo; pero a cuántas no se les olvida la pastillita o cuántas veces la calentura y la prisa olvidaron pasar a comprar preservativos. ¿Cuál es la realidad?
Yo estudié en un colegio católico, donde sólo nos nombraron los métodos anticonceptivos, pero nos insistieron que, cuando nos casáramos y debiéramos cumplir con nuestros deberes maritales, llevemos la cuenta de nuestros días con regla para calcular los días fértiles. Con ese método sólo logré comprobar que se puede ser muy irregular.
Gracias a Dios mi santa madre era la profesora de educación sexual y paralelo a esas clases anticuadas y poco prácticas, pude expresarle muchas de mis dudas al respecto. Sin embargo, la primera vez que vi un condón fue la primera vez que necesité uno; a diferencia de muchos de mis amigos actuales, que hasta fueron instruidos en su correcta utilización en las mismas aulas.
Lo concreto es que las emergencias son accidentes y como todos los accidentes son casi todos evitables. En Chile habrá debate hasta que no se compruebe si es abortiva o no. La verdad es que se entrega poco en el sistema público. Todas las personas que conozco que la han tomado ha sido por irresponsabilidad.